Seguimos caminando por la Selva Alta y ahora nos hemos topado con la humilde fresa de montaña. Este fruto que se puede encontrar únicamente de manera salvaje, pertenece realmente a la familia de las frambuesas (Rubus). Es un arbusto pequeño que crece en zonas cálidas, frescas y húmedas. La fruta es de color rojo intenso, muy suculenta, pero hueca por dentro. Se le puede encontrar durante todo el año y crece en los claros de los montes al lado de caminos y carreteras. Es fascinante poder encontrarla en su hábitat natural, casi por casualidad y recolectarla, para deleitarse con su suave sabor. ¡Un colorido regalo de nuestra tierra!